Cuando hablamos de una mordida saludable, nos referimos a que los dientes superiores e inferiores encajen de manera correcta al cerrar la boca. Sin embargo, esto no siempre sucede, y ahí es donde entran en juego las maloclusiones, es decir, los problemas en la alineación de los dientes y la mordida. Estas alteraciones no solo afectan la estética de la sonrisa, sino que también pueden traer consecuencias para la salud bucal y general.
¿Qué tipos de maloclusiones existen?
Las maloclusiones pueden presentarse de distintas formas. Aquí te enseño algunas de las más comunes:
- Mordida profunda: Ocurre cuando los dientes superiores cubren demasiado a los inferiores al morder. Esto puede generar desgaste en los dientes y dolor en la mandíbula.
- Mordida abierta: Se da cuando los dientes superiores e inferiores no llegan a tocarse al cerrar la boca, lo que dificulta funciones como masticar o hablar correctamente.
- Mordida cruzada: En este caso, algunos dientes superiores muerden por dentro de los inferiores, lo que puede generar asimetría facial y problemas en la articulación de la mandíbula.
- Apiñamiento dental: Se presenta cuando no hay suficiente espacio en la boca y los dientes se montan unos sobre otros. Esto dificulta la higiene dental y aumenta el riesgo de caries y enfermedades de las encías.
- Diastemas (espacios entre dientes): Aunque a veces pueden considerarse un rasgo estético, los espacios excesivos entre los dientes pueden afectar la mordida y favorecer la acumulación de alimentos y placa bacteriana.
¿Cómo afectan las maloclusiones a la salud bucal?
Muchas personas piensan que las maloclusiones solo afectan la apariencia de la sonrisa, pero la realidad es que pueden tener consecuencias mucho más serias:
- Mayor riesgo de caries y enfermedades de las encías: Cuando los dientes están apiñados o desalineados, es más difícil limpiarlos correctamente, lo que facilita la acumulación de placa bacteriana.
- Desgaste dental excesivo: Una mordida incorrecta puede hacer que algunos dientes reciban más presión de la debida, lo que con el tiempo provoca desgaste prematuro y fracturas.
- Dolor en la mandíbula y problemas en la articulación temporomandibular (ATM): Si la mordida no está bien alineada, la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo puede verse afectada, causando dolor, chasquidos y hasta dificultad para abrir y cerrar la boca.
- Dificultades al masticar y hablar: Algunas maloclusiones pueden hacer que sea complicado triturar bien los alimentos o pronunciar ciertos sonidos correctamente.
¿Se pueden corregir las maloclusiones?
¡Por supuesto! La buena noticia es que, gracias a la ortodoncia, es posible corregir la mayoría de los problemas de mordida. Dependiendo del caso, se pueden usar brackets tradicionales, alineadores invisibles o incluso tratamientos más avanzados para mejorar la posición de los dientes y la función de la mordida.
Si notas que tu mordida no encaja bien o tienes molestias al comer, lo mejor es acudir a un especialista en ortodoncia. Un diagnóstico temprano puede hacer la diferencia para evitar problemas mayores y mejorar tanto la salud bucal como la calidad de vida.